Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo:
- Amiga rana, ¿puedes ayudarme a cruzar el río?. Puedes llevarme a tu espalda...
- ¿Que te lleve a mi espalda? -contestó la rana-. ¡Ni pensarlo!¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, sacará tu aguijón, me picarás y me matarás. Lo siento, pero no puede ser.
- No seas tonta -le respondió entonces el escorpión-. ¿No ves que si te pincho con mi aguijón, te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré?.
Y la rana, después de pensárselo mucho se dijo a sí misma:
- Si este escorpión me pica a la mitad del río, nos ahogamos los dos. No creo que sea tan tonto como para hacerlo.
Y entonces, la rana se dirigió al escorpión y le dijo:
- Mira escorpión. Lo he estado pensando y te voy a ayudar a cruzar el río.
El escorpión se colocó sobr la resbaladiza espalda de la rana y empezaron juntos a cruzar el río. Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, en una zona del río donde había remolinos, el escorpión picó con su aguijón a la rana. De repente la rana sintió un fuerte picotazo y cómo el veneno mortal se extendía por su cuerpo. Y mientras se ahogaba y veía cómo también con ella se ahogaba el escorpión, pudo sacar las últimas fuerzas que le quedaban para decirle:
- No entiendo nada... ¿Por qué lo has hecho?. Tú también vas a morir.
Y entonces, el escorpión la miró y le respondió:
- Lo siento ranita. Es mi naturaleza, es mi esencia, no he podido evitarlo, no puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza, de mi costumbre y de otra forma distinta a como he aprendido a comportarme.
Y poco después de decir esto, desaparecieron los dos, el escorpión y la rana, debajo de las aguas del río.
Esta madrugada hemos tenido ocasión de presenciar una versión actualizada de esta magnífica fábula atribuída a Esopo, con la única diferencia que la trama se ha representado en la ciudad que nunca duerme y teniendo a los Cowboys como protagonistas.
Solo unos majaderos como ellos, y digo bien: ma-ja-de-ros, pueden representar estos papeles. La mayoría de equipos pierden sus partidos, estos majaderos se han especializado en entregárselos al rival con una estúpida sonrisa dibujada en sus rostros. Solo así puede entenderse que tras dar la mejor imagen que los Dallas Cowboys han ofrecido en meses, combinando el pase con la carrera y una defensa estelar, los de la estrella solitaria -empiezo a pensar que eso de "solitaria" pronto definirá al reducido número de seguidores que sigan confiando en ellos-, han decidido contribuir al tributo de la ciudad de New York con el detalle de una victoria.
El asunto es tan increíble que merece ser analizado con detalle. Nos encontramos en el "Jetlife Stadium" -como rezaba una ocurrente pancarta-. Cowboys y Jets se han estado batiendo el cobre aunque el resultado, ya en el último cuarto y a falta de poco más de cinco minutos, favorece a los de blanco y azul por 24-17. Romo y los suyos están plantando cara de forma muy seria a uno de los gallitos de la temporada anterior y favoritos-a-todo de esta. Haciendo bien su trabajo, administrando el balón y evitando cometer sus famosas cantadas, parece probable que Tony contará este partido por victoria. Pero los Jets no se rinden y piensan vender muy cara su derrota. En el último drive visitante se han esforzado tanto que tras un 3 & 22, han conseguido forzar un punt de los Cowboys desde su yarda cuarenta. Los equipos especiales saltan al terreno de juego y Matt McBriar se prepara para ejecutar el despeje. Lo que sucede en los siguientes segundos es lo siguiente:
¿Alguna vez os habéis preguntado cómo puede bloquearse un punt?. ¿Habéis tenido curiosidad por saber cómo alguien puede cruzar la línea defensiva en una situación así?. ¿Alguien quiere comprobar cual es la velocidad que un defensor puede alcanzar cuando se trata de bloquear un punt sin que nadie se lo impida?.
Con todo, el desastre no eran tan absoluto como la excitación de la grada parecía indicar. Tras haber detenido la ofensiva newyorker de nuevo y, con iguales a veinticuatro puntos, los de Dallas aún tenían tiempo de sobra para desplegar un buen drive, asegurar cuando menos el field goal range, agotar el reloj, llevarse el partido y subir un buen número de enteros en cuanto a confianza. Pero a falta de un minuto para el final del encuentro, llegó Tony el escorpión y sintió la llamada del instinto. Es cierto que quiso evitarlo, luchó y se resistió, pero todo fue en vano. Cuando uno es escorpión, es escorpión. Y por tanto, pica. Y Romo, picó a la rana de los Cowboys. Así que en el primer down del que iba a ser el drive de la victoria, en lugar de lanzar un pase a la grada, asumir un down y volverlo a intentar, se jugó un pase para Dez Bryant quien gozaba, nada menos, de la cobertura doble de Darrelle Revis y Brodney Pool.
La buena noticia para los Dallas Cowboys es que el equipo parece haber encontrado su sitio. La mala, que, tal y como nos contó Esopo, todos sabemos qué es lo que acaban haciendo los escorpiones.
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