Me gustan los jugadores de la defensa. Desprenden "contundencia sin contemplaciones" por todos los poros de su piel. Solemos quedarnos prendados de ese espectacular quarterback capaz de lanzar un pase con exactitud milimétrica -excluído quedará, por tanto, Tebow de dicha descripción-, del clásico receptor "atrapalotodo" o de aquel running back que, nadie sabe cómo, traspasa una y otra vez la línea contraria. Pero a poco que uno se fije en el bando contrario, descubrirá auténticos mastodontes luchando al límite de sus fuerzas en cada drive. Son los gladiadores de este moderno circo. Combaten con igual fiereza pero, al contrario de lo que sucedía en la antigüedad, su labor queda en un segundo plano oculta tras la cegadora luz de los jugadores de ataque. Solo, cuando uno de ellos logra sortear a su rival de la offensive line y cazar al contrario, ya sea mariscal de campo o running back, consiguen su instante de gloria. Y a fe que lo disfrutan!.
Ndamukong Suh es un auténtico animal de 1,93m y 139kgs. A sus veinticuatro añitos, tiene una fuerza descomunal, una potencia difícil de creer y una agilidad impropia de carcasas de esta envergadura. Pero acompañando a este físico portentoso, Suh destaca por una inacabable fiereza y agresividad. Así, no nos puede extrañar que fuera elegido en segunda posición del Draft del año pasado, justo por detrás de Sam Bradford. Los Detroit Lions eligieron y eligieron bien. Muy pronto quedó claro que el de Portland daría de que hablar. Recuerdo haber sentido auténtico pánico cuando 'Kong, ya en pretemporada, cazaba a los quarterbacks rivales y, con un movimiento rotatorio desde la cadera, los intentaba descabezar como si fueran aves de corral. Andy Dalton, Jake Delhomme o Jay Cutler pueden dar fe de ello. Pero el problema de Suh no es su agresividad sino su falta de control. Una de las características más relevantes del jugador de football es el autocontrol que tiene de sí mismo. Me parece algo casi antinatural estar combatiendo, cuerpo a cuerpo, contra otro individuo y detener la lucha automáticamente cuando uno oye el silbato de un árbitro. Pero esa es una de las grandezas de este deporte: la dureza es parte del juego, pero uno siempre debe de recordar que está en un juego, no en una pelea de bandas. Y ahí es dónde Suh descubre sus carencias.
El debate sobre el perjuicio que acciones como las de Suh pueda ocasionar a la NFL es totalmente equivocado. Estas imágenes solo ratificarán en su intolerancia a aquellos que nunca les ha gustado, ni les gustará el football; consigue el mismo efecto incluso que aquellas acciones de placaje al quarterback perfectamente reglamentarias. Así que no creo que gente como Suh pueda perjudicar al football de la misma forma que determinados presidentes de club, técnicos o jugadores del soccer lo hacen en Europa. A pesar de las críticas recibidas, ¿a cuántas organizaciones conocéis que se apliquen tanto en la contundencia de multas y sanciones como lo hace la National Football League?.
Ndamukong Suh es un jugador excepcional, un privilegiado para el football. Y por eso mismo debe ser castigado y además con severidad. No sólo con una de tantas multas económicas, sino también -y considerando su carácter reincidente-, con una ejemplarizante sanción deportiva. Algo que haga entender a Suh que, dentro del reglamento puede llegar a lo más alto, pero fuera de él, solo será un nombre más en la larga lista de jugadores que fracasaron en la NFL.
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