Existen quarterbacks que o bien fracasan estrepitosamente, o por el contrario se convierten en superfiguras. Les basta un par de jugadas, tres big plays por aquí en el momento preciso, un amago por allí, una carrerita de seis yardas que al público le parecen seiscientas y... ya está!, megaestrella de la noche a la mañana!. Otros, en cambio, permanecen en un estado indefinido, apuntando maneras como los primeros instantes de un toro lanzado a la plaza (perdón por el símil) y allí permanecen; pueden pasar semanas enteras, qué digo semanas, temporadas enteras sin que sepamos si ese brazo percutor acabará en el cubo de la basura -en cuyo caso preferimos permanecer a la espera, temerosos de quedar como unos newbies de la NFL-, o despuntará con tal brillantez que nos dejará ciegos -en cuyo otro caso preferimos también permanecer a la espera, temerosos de quedar como los peores newbies de la NFL por creer en un mindundi-. Creo que Matt Schaub es uno de ellos aunque no me atrevería a pronosticar si acabará en el primer o en el segundo grupo, razón por la cual negaré siempre haber escrito los comentarios que siguen a continuación.
Empezaré declarando que yo soy de los que se cabrean con Schaub. Jugándome el crédito que no tengo debería asegurar que Matt debería ser ya un supercrack de la NFL a la altura de los Manning -de Eli sobradamente y muy cerca de Peyton-, Brees o Brady. Es un tío con un pase a media y larga distancia soberbio, descomunal, acojonante, magnífico y casi debería decir que indecente. Pero de igual manera sus más impenitentes detractores hablan de su carácter como un factor que le debilita, que le atrapa en el segundo durante el cual uno tiene que demostrar que es ese supercrack al que me refería anteriormente. Y el caso es que, a veces, demasiadas veces de las que quisiera recordar, ello sucede y de ahí mis enfados.
Pero no todo está perdido. Los Texans están armando un buen bloque, compacto, rocoso y con talento. Gary Kubiak, como head coach, así lo cree; André Johnson, esa bestia parda de los wide receivers con más de tres mil yardas -sí, lees bien: 3.000- en las últimas dos temporadas, también lo cree; Bob McNair, como propietario, lo cree -o por lo menos finge muy bien-. Caramba! y si mucho me apuráis, hasta incluso yo QUIERO creerlo. Pero lo principal es que quien primero se lo crea sea el propio Matt!. Ya no me basta con la esperanza, necesitamos ver como es esta la temporada perfecta de Schaub, la temporada en la que lleva a su equipo hasta metas que hoy, junio del 2010, ni siquiera se han planteado. Y además que lo hace de una forma brillante y definitiva para los que seguimos empeñados en que de una vez se deje de lesiones, justificaciones y excusas para ocupar el sitio que debería ocupar.
Eso sí, como la temporada que está por empezar vaya mal, ya aviso que este post será substituído por otro que hable de la película "Qué bello es vivir". Bouf, no había puesto tantos símbolos de admiración en ningún otro artículo.
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