Terracita de un bar nocturno; nueve y media de la tarde (ahora ya no es noche); media hora de charlar y dos vodkas con limón más tarde uno de los dos pone cara de pasmo. A la mañana siguiente recibo una llamada telefónica; es mi amigo contándome que, según él, resulta que existe una "maldición Madden". Lo que yo conocía -y algunas veces, comprobado-, era la archiconocida "maldición Danet" según la cual la mayoría de deportistas de élite que participaban en el publicitado anuncio de las natillas acababan lesionados, con malos resultados deportivos, percances personales o, lo que es peor, las tres cosas a la vez. Pues, al parecer, el fútbol americano no se escapa a este extraño fenómeno, ejemplificado con las portadas del magnífico juego que bajo la denominación Madden viene comercializándose desde hace, lo menos, varios siglos.