Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo:
- Amiga rana, ¿puedes ayudarme a cruzar el río?. Puedes llevarme a tu espalda...
- ¿Que te lleve a mi espalda? -contestó la rana-. ¡Ni pensarlo!¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, sacará tu aguijón, me picarás y me matarás. Lo siento, pero no puede ser.
- No seas tonta -le respondió entonces el escorpión-. ¿No ves que si te pincho con mi aguijón, te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré?.
