FELIZ NAVIDAD
Queda guay odiar la Navidad. Criticar el consumismo que a la fiesta se ha añadido y no diferenciar lo esencial de lo superfluo. La falsedad con la que algunos tienen que entregar regalos o compartir mesa y mantel con gente que quisieran lejos. Sin duda algunos tienen sólidos motivos para no sentir por la Navidad más que repulsión y mi respeto hacia ellos. Otros es simple gilipollez, la misma que les impulsa siempre a dar la nota y diferenciarse como sea del resto, aún a costa de quedar como lo que no querrían. Pues eso, simple estupidez. Si ya lo sabemos: llegarán estas fechas y serán los primeros en correr hacia el primer El Corte Inglés, comprar regalos y salir, zambomba en mano, a cantar villancicos en mitad de la Diagonal, Marqués del Turia o por la Gran Vía. Luego lo negarán, evidentemente y volverán a rajar olvidando que es uno mismo quien hace de estas fiestas algo más que una loca carrera de compras.



