Cualquier teoría de la conspiración que se precie está basada en la explicación de un suceso a partir de la ocultación de sus verdaderas causas al conocimiento del público en general. Pero somos afortunados: un selecto grupo de visionarios, defensores de la verdad y sin ningún interés particular en el asunto -aunque luego se demuestre todo lo contrario-, acudirán hasta nosotros, sin que nadie les hayan invitado, con la sana intención de abrir nuestros ojos, oh! pobres ignorantes!, para iluminarnos el camino de la verdad.