Durante toda la semana he estado convencido de que si los Ravens querían jugar el próximo cinco de febrero, necesitarían algo más que una defensa dominante y ese juego de carrera, bazas que -por otra parte y siendo sinceros-, tampoco han rendido en estos playoffs al mismo nivel que durante la temporada regular. Día sí, día también he pensado que la clave del triunfo de los de Baltimore tenía que pasar por Joe Flacco, ese quarterback gris, limitado en su juego por su propio coach y aparentemente carente de cualquier espíritu combativo. Si John Harbaugh era capaz de sorprender a Belichick con su juego de pase, tendrían la victoria en el bolsillo. Ningún guión contemplaba semejante circunstancia.

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lunes, 23 de enero de 2012
El destino como profeta
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domingo, 22 de enero de 2012
Licencia emocional
Uno intenta siempre mantener un equilibrio pero hoy espero de vosotros un poco de comprensión. Los nervios me atenazan de tal forma que me he despertado a eso de las siete de la madrugada. A estas horas ya he sacado el perro a pasear tres veces y estoy de café hasta las cejas.
Dejadme que postee este magnífico video de cómo vivieron en San Francisco el pase a la Final de Conferencia.
Mil gracias y perdonad.
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miércoles, 18 de enero de 2012
Our time to shine
Hemos sido los invitados pobres sentados, casi por caridad, a la mesa de los poderosos. Nos han mirado con condescendencia y una simpatía de callada superioridad. Los niners han sido ninguneados y sus victorias durante la regular season, reducidas a su mínima importancia. Nadie ha discutido el valor de las victorias de Saints o Packers, ni el peso de su balance, pero los triunfos de los de la costa oeste sobre Steelers, Giants, Eagles, Lions y sus trece victorias por tres derrotas no han recibido más que comentarios condescendientes. En nuestra humilde condición, algunos creyeron ver la huella de la derrota escrita en nuestro destino. Olvidaron que jugaban contra la ruda gente de la bahía, esos desheredados, esos perdedores cuyas hazañas prefieren ignorar y aún más grave, menospreciar, algunos recién llegados a este deporte.
Al principio de esa época de las cavernas, cuando Walsh dirigía al equipo y decidimos subirnos al tren de la NFL, nos importaba bien poco entender de coberturas, dobles marcas, formaciones de ataque o defensa. Nos bastaba con vivir cada partido y asistir a la siguiente exhibición de fuegos artificiales. Y poco a poco aprendimos que los milagros solo sucedían sino uno llevaba esos cascos dorados como el sol. Nos enseñaron a vivir cada Super Bowl con intensidad y asistir a los últimos minutos de aquel drive ganador de Montana, en lucha contra los Bengals y contra el reloj como si de una aparición celestial se tratara, o aquel knock-out casi instantáneo con el que los niners noquearon a los Broncos de un descompuesto John Elway en el Superdome de New Orleans. Hasta el pasado domingo, intentaba explicar a quienes me preguntaban, cómo eran aquellos partidos de los niners. Hoy estoy convencido que basta con remitirles a esos últimos minutos del choque contra los Saints y contarles que aquellos excitantes drives, aquella gloriosa angustia que estalla con el último lanzamiento es solo un pequeño destello de la magia que vivimos.
Trescientos años después, o por lo menos a mi me lo ha parecido, los San Francisco 49ers volverán a jugar una final de Conferencia. Olvidaros de Bills, Lions o Broncos; la historia de este año es la de los niners. Muchos serán los que crean que ante equipos de la talla de los New York Giants, Baltimore Ravens o New England Patriots, nuestras posibilidades de victoria son prácticamente nulas. Quiero creer que en el pecado hallarán su justa penitencia. Desconocen que tras estos diablos rojos se oculta el espíritu del football más épico, aquel que ya fuera en la victoria o en la derrota, siempre asombraba por su coraje, por su firmeza, por su inquebrantable resistencia a la rendición. Varias de las páginas más brillantes de este deporte están escritas en rojo y oro, con sangre del Pacífico. Más allá de las estadísticas, de los QB ratings, de las defensas o de cualquier otro factor, los niners cuentan con algo que el resto de conteniendientes olvidaron hace mucho tiempo tras la pedantería del juego ejecutado con la más absoluta frialdad: su corazón. Porque los bay bombers son letales cuando juegan desde la emoción. Solo cuando reniegan de su condición de "un equipo más", solo cuando aprenden a olvidar algunos criterios puramente deportivos para volver a sus orígenes y recordar quienes fueron, los de San Francisco recuperan su alma.
No os quepa ninguna duda. El próximo fin de semana, cuando la noche caiga sobre Europa, a excepción de los fans de los Giants, el resto del mundo del football se pondrá del lado de los niners dispuestos a embarcarse de nuevo en aquellos recuerdos y emociones hasta el punto que, por unas horas, "el equipo de América", los Dallas Cowboys cederán su denominación a los niners. Solo un par de escalones más, dejádme seguir soñando.
A mi sofá se sentarán todos aquellos que sucumbimos a las lecciones magistrales que aquellos chavales impartían sin descanso; Tura, con quien compré uno de esos primeros videojuegos del Joe Montana Football, con Joan, un fanático de Rice quien, a buen seguro y desde el cielo, seguirá el partido enfundado con aquella camiseta gastada con el #80 a la espalda, con Marc quien me acompañó a ese American Bowl del Estadi Olímpic de Barcelona que los 49ers jugaron ante los Steelers, sólo para ver esa camiseta. También con Mac Calleja, con uno de los pocos fanáticos que ha tenido el valor de confesar su condición durante todos estos años de sequía, con Chicho, quien viajó hasta Washington este año para disfrutar del espectáculo que allí ofrecieron los de la bahía y hasta con la compañía de Ignasi Heras y Pere Junoy, a quienes no conozco personalmente pero a los que reconozco como esos viejos lobos de mar con alma en rojo y oro. Incluso con Mariano Tovar, otro viejo guerrero educado en "ese parvulario" y que, como el resto, estos 49ers le permiten volver a sentirse un chaval. Y con todos nosotros, sentados hombro con hombro y compartiendo carcajadas, emoción y cervezas a Joe Montana, Jerry Rice, Steve Young, Ricky Waters, Ken Norton y el resto de chicos.

Que un armario empotrado como ese tight end, llegado desde Maryland, sienta de esta forma lo que significa vestir esa camiseta es el perfecto símbolo de nuestra fuerza, de lo que impulsará a los niners hasta lo más alto.
No temáis, lo haremos y lo haremos todos juntos. Nadie ha dado un duro por los niners y siguen sin valorar lo que este equipo es capaz de hacer. Para eso somos una familia, en la carretera del fútbol durante más de veinticinco años; puede que durante algún tiempo no acudamos a la cena familiar pero siempre sabemos cual es nuestro lugar. Si la victoria llega no habrá alegría comparable. Es hora de que el fútbol vuelva a uno de sus lugares favoritos, es hora de volver a casa.
Our time to shine.
martes, 17 de enero de 2012
Touchdown Or Nothing (3): 49ers campeones?
Ginés y Jordi salieron de caza por la jungla. Mientras buscaban sus presas empezaron a especular sobre lo que podría pasar en una hipotética final de la Super Bowl entre los New England Patriots y los San Francisco 49ers y, en la discusión, alguien salió malparado.
PROGRAMA NUMERO 3:
¿Serán los 49ers campeones de la Super Bowl?
domingo, 15 de enero de 2012
Cuando juegan las defensas
Hace algunos días escribí que había llegado la hora de ver qué tal se las arreglaban las defensas frente al devastador poder ofensivo tan de moda en la liga de un tiempo a esta parte. Y debo de reconocer que lo vivido ayer refuerza mis convicciones respecto a la importancia que, en este deporte, las defensas han tenido, tienen y tendrán.
En Candlestick Park se respiraba una atmósfera eléctrica. Desde los últimos coletazos de Steve Young, a finales de los noventa, que no se vivía algo parecido. A miles de kilómetros de distancia uno podía adivinar el entusiasmo y la pasión que estos nuevos red and gold han hecho renacer, cual ave Fénix, en la olvidada bahía. El retorno a los orígenes de un clásico siempre es una excelente notícia para el fútbol. Os engañaría sino admitiera que un escalofrío de emoción recorrió mi espinazo cuando, justo al lado del Golden Gate, los 49ers formaron para el kick off.
Las acciones ofensivas de los últimos minutos del postrero cuarto quedarán grabadas en nuestro recuerdo, eso es indudable. Como dos púgiles al borde de sus fuerzas, Saints y 49ers se enzarzaron en un colosal intercambio de golpes que solo podía acabar en lo que el fútbol construye en base a la épica. En la grada, todos créimos que el touchdown del quarterback local sería el definitivo (24-29). Saltamos del sofá con la rápida respuesta de Jimmy Graham (32-29) y acabamos por enloquecer, borrachos de júbilo, cuando Vernon Davis puso el broche final (32-36) a un partido memorable.
Antes de todo eso, mi atención se centraba en la trinchera. Durante los tres primeros cuartos estuve convencido de que el signo de la eliminatoria se decantaría según fuera la capacidad de los de San Francisco en dar caza a Drew Brees o por la offensive line de los Saints en proteger a su quarterback y darle el suficiente tiempo como para que éste destrozara la cobertura rival con sus milimétricos pases. Ante la efectividad de los Colston, Sproles, Graham, Henderson o Meachem, los 49ers presentarían su defensa infranqueable frente a la carrera e intentarían suplir una endeble protección ante el pase con su capacidad de intercepción y su perícia en forzar fumbles. Y así sucedió.
En New Orleans deberían aprender la lección. Tal poder de ataque basta y excede para arrasar durante la regular season, pero metidos en la post temporada, sin una defensa capaz de presentar batalla al contrario, uno acaba fuera de la competición. No fue ninguna casualidad que su último Vince Lombardi coincidiera con una eficiencia defensiva pocas veces contemplada en Louisiana. Ayer en Green Bay, alguien durmió un poco más intranquilo.
Temo que éste haya sido el punto álgido de los San Francisco 49ers en los playoffs. Con la misma ilusión con la que un niño aguarda la noche de Reyes, espero el próximo choque, la Final de Conferencia. Dejádme repetirlo una vez más: Final de Conferencia para los niners!. Sé que debería disfrutar de lo conseguido y quizá prepararme para la decepción, pero viendo ayer como Frank Gore cortaba la línea, como el tight end Vernon Davis atrapaba balones al más puro estilo Rice y a un Alex Smith -la versión mejorada del modelo Mark Sanchez 2010-, se alzaba convertido en la viva imagen de un renacido Joe Montana, decidme, ¿cómo contener los acelerados batidos de mi corazón?.
Lo que sucedió en el Gillette Stadium fue la crónica de una muerte anunciada, con la salvedad de que habíamos anticipado tantas veces esa muerte que la situación era lo más parecido a esa fábula de Esopo llamada "El pastor y el lobo". Y como sucedió en el cuento, el canis lupus acabó por aparecer bajo un disfraz compuesto por una chandal, modelo 'Munich 72, una ridícula capucha y una visible protección contra el intenso frío.
A Belichik, viejo zorro de enciclopédicos conocimientos, le bastó un cuarto, apenas quince minutos, para derruir, desde sus mismos pilares, no sólo el ataque de los Broncos, sino toda su filosofía de juego. Como bien había anticipado Manolo Arana -experto entre los sabios-, en su habitual colaboración en el blog de Mariano Tovar, una de las claves para la desintegración de esa option que ha sorprendido a la liga -arruinando el prestigio de cuantos entrenadores se han cruzado con ella-, no pasaba por repetir el error de Dick Lebeau, enviando repetidamente paquetes de siete, ocho o hasta nueve defensores a la caza de Tebow -y desprotegiendo su cobertura de forma irresponsable-, sino, todo lo contrario, manteniendo el front seven a la expectativa de la decisión del quarterback rival. Los Ninkovic, Fletcher, Mayo, Spikes, Love, Warren, Anderson o Ellis, sometieron a Tebow, McGahee, Ball y compañía a una cacería de proporciones bíblicas. Sin avanzar en la trinchera -pese a la reiterada invitación que John Fox telegrafíaba una y otra vez-, esperando hasta que el ataque ejecutara su elección (pase, running back o carrera del quarterback) para intervenir con la misma frialdad con la que cualquier cirujano cercena un destrozado miembro. Fue todo un majestuoso clínic el impartido ayer por Bill Belichik.
A estas alturas de la temporada y tras lo vivido en Denver, no me parecería ni elegante, ni correcto, cargar contra Tebow. Los que caían en el resultadismo como método para valorar un quarterback y repetían sin cesar aquello de que "Tebow es bueno porque gana", ¿estarán ahora pensando justo lo contrario?. La NFL demuestra, una vez más, que sus equipos acaban por hallar la horma a cualquier zapato. Y sepamos que lo de Tebow no es ninguna novedad. El mismo debate sucedió cuando aquel Donovan McNabb llegaba para "definir un nuevo modelo de quarteback, de menos pase y más carrera". Tanto que se adelantaba ya el cambio de era y el final de los pocket passers. Hace más de 15 años de eso y aquí seguimos. Lo que ayer hizo Belichik no fue otra cosa que mostrar al resto de contendientes el camino correcto para anular total y absolutamente el juego de los Denver Broncos y para mi sorpresa, sin ninguna respuesta en la manga de los anaranjados. Si los de las Rocosas son capaces de evolucionar, de llevar su juego a otros terrenos, no me cabe duda de que tendrán una nueva oportunidad la próxima temporada. Para Tebow ha llegado el momento tan temido, el instante en el que uno decide si cruza el Rubicón o se queda donde está. Si lo hace será en base a dedicarse a algo en lo que claramente está estancado. Es avanzar o morir.
La contundencia de la victoria es un mensaje para todos los rivales que quedan en liza. Táctica y estratégicamente nunca se llegó a jugar el partido de ayer. La amplia diferencia en el marcador es el propio de aquellos que utilizan su primer partido de post temporada para rearmarse moralmente. Han conseguido su objetivo prioritario; no tanto superar una eliminatoria que ya daban por descontada como asestar un golpe en la mesa tan tremendo que solo está al alcance de aquellos que aspiran a lo más alto.
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miércoles, 4 de enero de 2012
El Próximo Campeón (II/IV)
Como sospecháis, es seguro que esta breve serie de artículos sobre los equipos clasificados para los Playoffs 2012 no finalizará con el pronóstico de ningún hipotético ganador de la XLVI edición de la próxima Super Bowl; o quizá, sí. Pero no es menos cierto que de la lectura de mis comentarios, sagaces como sé que sois, podréis deducir qué escuadras son las que, a mi juicio, reúnen más ingredientes para afrontar con éxito esta colosal empresa. No os quedéis solo con mis impresiones; sacad vuestras propias conclusiones.
NEW YORK GIANTS. Confieso que hace solo escasas semanas que empecé a pensar en los New York Giants como uno de los equipos candidatos a la post temporada. Todos sabemos que tradicionalmente los azules han seguido la estrategia del globo, esto es, impresionantes al inicio de la regular season pero totalmente desinflados cuando llega diciembre. The Jings andan hoy concentrados en su preparación, seguros de sus fuerzas y confiados en la victoria. Y no es para menos.
Veo en estos Giants la fotocopia perfecta de aquel Big Blue Wrecking Crew que noqueó a los todopoderosos New England Patriots en la Super Bowl del 2008. Los chicos de la gran manzana conservan su cerebro en la figura del veterano head coach, un viejo zorro llamado Tom Coughlin. Su mayor mérito ha consistido en dar continuidad a su sistema substituyendo unas pocas piezas. Aunque él piense lo contrario, Eli Manning nunca pasará a la historia de la NFL por pertenecer a ese selecto grupo de quarterbacks de fantasía aunque es probable que, a poco que nos despistemos, finalice su carrera siendo uno de los más laureados conjuntamente con otro Qb de escaso reconocimiento público, Ben Roethlisberger. Bombo mediático a un lado, son muchas las franquicias que hoy entregarían su brazo derecho por contar con la fiabilidad del cada vez menos conocido por "hermano de Peyton". Ahmad Bradshaw substituyó a Brandon Jacobs pero rescatado éste del inevitable cambio generacional, los Giants cuentan ahora con un ataque terrestre de doble filo. Y allí donde la irresponsabilidad de Plaxico Burress puso en riesgo el poder del bigplay, los de New York han descubierto a una de las perlas negras de la temporada tras la figura de un agente libre no-drafteado, un tal Víctor Cruz quien, por méritos propios, ha acabado por desbancar no solo al lesionado Mario Manningham sino a todo un Hakeem Nicks como receptor preferente de Eli.
En silencio, a la callada, pero paso a paso, los Giants construyeron lo que acabó siendo un equipo de gloria. Se deshicieron de los Packers de Favre en aquella gélida noche, disolvieron la temporada perfecta de Tom Brady y ahora, vuelven a oír la llamada de la gloria. La historia amenaza con repetirse y si los Pierre-Paul, Justin Tuck, Osi Umenyiora y compañía mantienen su línea ascendente, los G-Men pueden estar a punto de dar una sonora campanada.
SAN FRANCISCO 49ERS. Es el equipo de todos... de todos los que nos metimos en esto hace ya más de treinta años. Constituyen el ejemplo perfecto, la máxima expresión de cómo un head coach con sentido común y mucho trabajo -algo de lo que carecen otras franquicias situadas más al sur de San Francisco y que no puede ser nombrada hasta que no cometan el merecido parricidio contra su head coach-, los resultados no necesitan de una reconstrucción ni larga, ni radical.
Jim Harbaugh ha sido capaz de recomponer los pedazos en los que Alex Smith se estaba -o le estaban- fragmentando. La operación Kaepernick, un nuevo salto al vacío, tan habitual por aquellos lares, ha quedado suspendida sine die. Más que eso, Jim ha dado al juego de los bay bombers un criterio y una consistencia que no se conocía en la bahía desde hacía décadas. De Michael Crabtree ya nadie espera que gane el partido solo con sus recepciones. El joven Kyle Williams puede participar en el juego sin la presión del "aquí y ahora". Las carreras de Frank Gore ya no son el recurso de emergencia al que recurrir a la desesperada. Se trata, en definitiva, de edificar un juego compensado y, por tanto, imprevisible. Y cuando el ataque entra en crisis, la defensa está ahí para mantener la distancia en el marcador. La defensiva de los 49ers ha mantenido al equipo en momentos importantes. Patrick Willis y Justin Smith forzando fumbles. Carlos Rogers, Tarell Brown y Dashon Goldson en la intercepción. Aldon Smith, Navorro Bowman y de nuevo Justin Smith, capturando al mariscal. Cuarta mejor defensa global, segunda a la hora de permitir puntos en contra -una increíble media de 14'3 pts/partido-, primera contra la carrera aunque decimosexta contra el pase -ojo al dato-. Un gran, gran trabajo de Vic Fangio.
Ahora nadie espera que los the red and gold sean la reproducción de aquellos niners que nos asombraron en su época. Sus aficionados han/hemos aprendido a esperar de sus jugadores lo que esta temporada han/hemos podido disfrutar: trabajo, equilibrio y resultados. Pero aunque ganar la NFC West no supone ningún aval viendo como están el resto de rivales divisionales, lo que los niners han sido capaces de construir esta temporada merece el justo reconocimiento de una post temporada. Y en este punto, aguardando en la ronda divisional, cualquier milagro es posible.
PITTSBURGH STEELERS. Si el acceso principal de Lambeau Field está presidido por la figura de Vince Lombardi, a la entrada del Heinz Field Stadium debería de instalarse algún tipo de reconocimiento al carácter indomable del equipo con mayor épica de este deporte. No puedo imaginar a ninguna escuadra con mayor capacidad de lucha, sufrimiento o creencia ciega en sus propias posibilidades. Nunca se dan por vencidos y jamás se arrugan ante las dificultades. De acuerdo que difícilmente lograrán la espectacularidad de otros equipos, pero de la misma forma hay que reconocer que lo que para otras franquicias representa un obstáculo infranqueable, para los de negro y oro solo significa un reto más que superar.
La temporada anterior lograron su clasificación para los playoffs a pesar de la sanción de cuatro partidos impuesta a su quarterback titular y estuvieron a un solo drive de dar la vuelta a la Super Bowl. Este año, con un Roethlisberger renqueante, han alcanzado la post temporada y ahora, sin uno de los mejores running backs de la liga, Rashard Mendenhall, se aprestan a librar una nueva guerra. Cada vez que dejan ir a alguno de sus consagrados receptores cometo el error de pensar que les será imposible cubrir el vacío de calidad que éste deja y, de nuevo consiguen lo imposible. En defensa quizá no luzcan esa terrible steel curtain que marcó una dinastía en los setenta pero, temporada tras temporada, encabezan la mayoría de clasificaciones defensivas. Y eso es algo que no se logra más que con un muy duro trabajo.
No sé si quedarán apeados de estos playoffs a las primeras de cambio o serán capaces de repetir aquello a lo que nos han mal acostumbrado. Solo puedo pensar que, en cualquier caso, con los Steelers sobre el terreno de juego, cada drive se convierte en una lucha sin límites, en un viaje a la esencia de este deporte. En Pittsburgh viven y mueren por y para el fútbol. Nunca fueron, ni serán, un equipo más. No les olvides, amigo.
sábado, 31 de diciembre de 2011
Encadenados
Uno de los puntos álgidos de la temporada NFL es justo cuando la regular season llega a su fin y, como es habitual, quedan aún plazas de post temporada por adjudicar. La coincidencia de las fiestas de Navidad nos hicieron dejar, entre langostino y langostino, algo de tensión competitiva pero, aún así, tengo la sensación, quizá errónea, de que llegamos a este punto con más posiciones definidas que en años anteriores.
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miércoles, 14 de diciembre de 2011
Señales
Para los que andamos metidos en el mundo de la inversión bursátil, no es una sorpresa descubrir que tras el análisis de los charts se esconden ciertas señales que conducen a los expertos a pronosticar cual puede ser la evolución de un valor. No es una ciencia exacta. No hay futurólogos en esta especialidad, pero cada variación es estudiada según ciertos modelos. En el rush final de la regular season, varios son los equipos que andan lanzando señales luminosas. Algunos lo hacen para reivindicar sus opciones en la post temporada -si logran certificar su pase-, otros empiezan a proyectar una imagen de cual es el estado anímico con el que encaran los decisivos meses de diciembre y enero. A falta de tres jornadas para que concluya la temporada, nos hallamos justo en el momento decisivo, aquel en el que sumar una victoria da un empujón al equipo, aquel en el que perder es un auténtico mazazo.
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martes, 18 de octubre de 2011
Tú en Boston, yo en San Francisco
Cada año miro hacia San Francisco. Podrá parecer una costumbre extraña para cualquier aficionado a la NFL, pero me comprenderán los que hace más de veinte años cayeron como yo bajo el encanto del football pues fue en aquellos tiempos cuando algunas televisiones empezaron a introducir este deporte en nuestras vidas. Quizá debamos agradecer a la dios Fortuna que la iniciativa coincidiera con la época más esplendorosa que una dinastía ha vivido al oeste de Nova Scotia. De la mano de Bill Walsh primero y de George Seifert después, los Joe Montana, Jerry Rice, Roger Craig, Ricky Watters o el mismo Steve Young -estremece la sola lectura de estos nombres-, los San Francisco 49ers se convirtieron para nosotros en los profetas de una nueva religión que nos atraparía para siempre.
miércoles, 29 de diciembre de 2010
No discutas con el jefe...
Creo en el poder de resumir, con una imagen más que en palabras, lo que está siendo la temporada para los equipos. La situación de los Vikings se describía perfectamente con el video del hundimiento de la cubierta de su estadio. El final de temporada de los Chargers, por el rostro que se le quedó a su head coach, Norv Turner. Y los San Francisco 49ers nos brindaron toda la crudeza de quien queda fuera de la post temporada con esta discusión. Solo me queda una duda: "¿en serio Mike quería que Smith llegara al placaje tras recibir dos placajes?", "¿realmente pensaba que no lo intentó?".
miércoles, 20 de octubre de 2010
La eterna espera
El pasado 6 de octubre, Mariano Tovar tuvo a bien publicar en su blog Zona Roja del diario As, un artículo sobre los San Francisco 49ers que un servidor escribió para su sección Tribuna Libre. Le agradezco sinceramente los elogios recibidos. A pesar de la trabajada victoria de los 49ers durante este último fin de semana, la situación apenas ha variado.
sábado, 12 de junio de 2010
Filias y fobias
Es curioso lo que me ocurre con la NFL. Al contrario de lo que es para mi el deporte en Europa, lleno de una pasion que en ocasiones puede rozar lo irracional, me gusta el deporte americano porque se presenta ante mi descargado de cualquier connotacion partidista. Ya se que basta solo con adentrarse por los dificiles entresijos de cualquier disciplina norteamerica para darse cuenta de que esto solo es una vision propia de quien desconoce los intringulis de las diferentes ligas que alli se disputan y que cualquier nivel de estupidez -perdon, quise decir rivalidad-, existente entre dos equipos europeos es igualmente presente -cuando no superado- en la patria de las barras y estrellas. Pero lo cierto es que disfruto de la NBA simpatizando por varios equipos sin que ello me produzca ningun tipo de alergia. Fanatico de los Celtics, me gusta seguir -por diferentes motivos demasiado largo de explicar- a los New York Knicks, los Cavaliers y los Indiana Pacers.
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viernes, 23 de abril de 2010
Si yo fuera... (draft 2010)
Lo que año tras año sucede en el draft NFL solo puede ser calificado como una especie de exceso mediático sin parangón, una hoguera de las vanidades a lo bestia. Quizá sea porque a estas alturas de la temporada o, mejor dicho, de la no-temporada, las notícias sobre football sean más escasa que los billetes de 500 euros a final de mes y, por tanto, de algo hay que hablar!. También puede que en la ansiada carrera por descubrir a una futura estrella del deporte profesional, expertos y periodistas hagan toda clase de esfuerzos por ser los primeros y colgarse las oportunas medallas. En cualquier caso, la atención y las conclusiones que del draft se extraen están, a mi "sereno" juicio, fuera de cualquier contención.
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domingo, 18 de abril de 2010
Ampliación de la NFL?, el sueño imposible
Durante estas ociosas jornadas uno aprovecha para leer otros blogs -igual o más interesantes que este- y sacar mis propias conclusiones. En uno de ellos se solicitaban más partidos de la NFL para México y de ahí, no sabría explicar cómo ni porqué (que diría mi querido Benedetti), llegué a reflexionar sobre el manido asunto de una hipotética ampliación de la NFL a Europa.
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