Cuenta la leyenda que en las horas previas a la decisiva batalla cerca del Puente Milvio, sobre el río Tíber, el 28 de Octubre del 312, el emperador romano Flavio Valerio Aurelio Constantino, más conocido como Constantino I o Constantino El Grande-, mandó pintar el símbolo de la cruz en el escudo de todos sus soldados. La gran diferencia entre los ejércitos que aquel día se enfrentarían -ciento treinta mil hombres por parte de Constantino contra doscientos cuarenta mil del lado de Marco Aurelio Valerio Majencio, emperador romano de Occidente-, hacía presagiar una carnicería como pocas veces se había visto en las proximidades de Roma. La épica relata que esa misma noche, Constantino tuvo un sueño en el que, tras ver una gran cruz con la inscripción "In hoc signo vinces / con este signo vencerás", se le ordenaba poner un nuevo símbolo en su estandarte.