El partido del año

La NFL está salpicada de rivalidades. Enfrentamientos que elevan varios grados la temperatura de cualquiera de las ciudades de la liga. Confrontaciones locales, libradas a muerte contra el equipo vecino por pura rivalidad doméstica, o disputas históricas, aderezadas convenientemente con todo tipo de anécdotas. Pero hablar de un Colts vs Patriots es como discutir sobre la naturaleza esotérica de la dualidad, el antagonismo, el enfrentamiento, la colisión frontal. Es intentar describir un Barça-Madrid, un Lendl-McEnroe, un Lakers-Celtics, Karpov-Kasparov o Mozart-Wagner. Un antónimo, un contrario, un imposible.

Nacido para triunfar: Philip Rivers [QB's 2010]

Hay gente que llega a este mundo predestinado a hacer algo grande. Son individuos que, desde niños, pareciera como si todo el universo los empujara hacia una única meta; Mozart, Kasparov, Dalí... y si me lo permitís: Philip Rivers. ¿Qué se puede pensar sino de un niño crecido a la sombra de su progenitor cuyo trabajo era ser entrenador en el Instituto Athens, Alabama?. ¿Qué deberíamos esperar de un sujeto pegado ya a la línea de touchdown trabajando de aguador para estar más cerca de ese deporte?. ¿Qué imaginaríamos de alguien que, como proyecto de fin de curso, pegó su cara encima de un cartel de un jugador de los Vikings?. Probablemente muchos serán los ejemplos en los que, con estos antecedentes o aun mejores, la carrera de varios QB's se habrá visto rota por innumerables factores, pero también coincidiréis conmigo que, la concatenación de ellos marcan un destino.