miércoles, 18 de enero de 2012

Our time to shine


Hemos sido los invitados pobres sentados, casi por caridad, a la mesa de los poderosos. Nos han mirado con condescendencia y una simpatía de callada superioridad. Los niners han sido ninguneados y sus victorias durante la regular season, reducidas a su mínima importancia. Nadie ha discutido el valor de las victorias de Saints o Packers, ni el peso de su balance, pero los triunfos de los de la costa oeste sobre Steelers, Giants, Eagles, Lions y sus trece victorias por tres derrotas no han recibido más que comentarios condescendientes. En nuestra humilde condición, algunos creyeron ver la huella de la derrota escrita en nuestro destino. Olvidaron que jugaban contra la ruda gente de la bahía, esos desheredados, esos perdedores cuyas hazañas prefieren ignorar y aún más grave, menospreciar, algunos recién llegados a este deporte.

Al principio de esa época de las cavernas, cuando Walsh dirigía al equipo y decidimos subirnos al tren de la NFL, nos importaba bien poco entender de coberturas, dobles marcas, formaciones de ataque o defensa. Nos bastaba con vivir cada partido y asistir a la siguiente exhibición de fuegos artificiales. Y poco a poco aprendimos que los milagros solo sucedían sino uno llevaba esos cascos dorados como el sol. Nos enseñaron a vivir cada Super Bowl con intensidad y asistir a los últimos minutos de aquel drive ganador de Montana, en lucha contra los Bengals y contra el reloj como si de una aparición celestial se tratara, o aquel knock-out casi instantáneo con el que los niners noquearon a los Broncos de un descompuesto John Elway en el Superdome de New Orleans. Hasta el pasado domingo, intentaba explicar a quienes me preguntaban, cómo eran aquellos partidos de los niners. Hoy estoy convencido que basta con remitirles a esos últimos minutos del choque contra los Saints y contarles que aquellos excitantes drives, aquella gloriosa angustia que estalla con el último lanzamiento es solo un pequeño destello de la magia que vivimos.



Trescientos años después, o por lo menos a mi me lo ha parecido, los San Francisco 49ers volverán a jugar una final de Conferencia. Olvidaros de Bills, Lions o Broncos; la historia de este año es la de los niners. Muchos serán los que crean que ante equipos de la talla de los New York Giants, Baltimore Ravens o New England Patriots, nuestras posibilidades de victoria son prácticamente nulas. Quiero creer que en el pecado hallarán su justa penitencia. Desconocen que tras estos diablos rojos se oculta el espíritu del football más épico, aquel que ya fuera en la victoria o en la derrota, siempre asombraba por su coraje, por su firmeza, por su inquebrantable resistencia a la rendición. Varias de las páginas más brillantes de este deporte están escritas en rojo y oro, con sangre del Pacífico. Más allá de las estadísticas, de los QB ratings, de las defensas o de cualquier otro factor, los niners cuentan con algo que el resto de conteniendientes olvidaron hace mucho tiempo tras la pedantería del juego ejecutado con la más absoluta frialdad: su corazón. Porque los bay bombers son letales cuando juegan desde la emoción. Solo cuando reniegan de su condición de "un equipo más", solo cuando aprenden a olvidar algunos criterios puramente deportivos para volver a sus orígenes y recordar quienes fueron, los de San Francisco recuperan su alma.



No os quepa ninguna duda. El próximo fin de semana, cuando la noche caiga sobre Europa, a excepción de los fans de los Giants, el resto del mundo del football se pondrá del lado de los niners dispuestos a embarcarse de nuevo en aquellos recuerdos y emociones hasta el punto que, por unas horas, "el equipo de América", los Dallas Cowboys cederán su denominación a los niners.  Solo un par de escalones más, dejádme seguir soñando.

A mi sofá se sentarán todos aquellos que sucumbimos a las lecciones magistrales que aquellos chavales impartían sin descanso; Tura, con quien compré uno de esos primeros videojuegos del Joe Montana Football, con Joan, un fanático de Rice quien, a buen seguro y desde el cielo, seguirá el partido enfundado con aquella camiseta gastada con el #80 a la espalda, con Marc quien me acompañó a ese American Bowl del Estadi Olímpic de Barcelona que los 49ers jugaron ante los Steelers, sólo para ver esa camiseta. También con Mac Calleja, con uno de los pocos fanáticos que ha tenido el valor de confesar su condición durante todos estos años de sequía, con Chicho, quien viajó hasta Washington este año para disfrutar del espectáculo que allí ofrecieron los de la bahía y hasta con la compañía de Ignasi Heras y Pere Junoy, a quienes no conozco personalmente pero a los que reconozco como esos viejos lobos de mar con alma en rojo y oro. Incluso con Mariano Tovar, otro viejo guerrero educado en "ese parvulario" y que, como el resto, estos 49ers le permiten volver a sentirse un chaval. Y con todos nosotros, sentados hombro con hombro y compartiendo carcajadas, emoción y cervezas a Joe Montana, Jerry Rice, Steve Young, Ricky Waters, Ken Norton y el resto de chicos.

Las lágrimas de Vernon Davis no están al alcance de cualquiera. No es un signo de debilidad sino de fiereza, de rabia acumulada por tanta decepción y de inmensa felicidad por devolver a su justo lugar a unos colores tan bellos.

Que un armario empotrado como ese tight end, llegado desde Maryland, sienta de esta forma lo que significa vestir esa camiseta es el perfecto símbolo de nuestra fuerza, de lo que impulsará a los niners hasta lo más alto.

No temáis, lo haremos y lo haremos todos juntos. Nadie ha dado un duro por los niners y siguen sin valorar lo que este equipo es capaz de hacer. Para eso somos una familia, en la carretera del fútbol durante más de veinticinco años; puede que durante algún tiempo no acudamos a la cena familiar pero siempre sabemos cual es nuestro lugar. Si la victoria llega no habrá alegría comparable. Es hora de que el fútbol vuelva a uno de sus lugares favoritos, es hora de volver a casa.

Our time to shine.

20 comentarios:

  1. una preciosidad de articulo, felicidades!

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  2. Brillante !!! Yo aposté por los 49ers, pero es cierto que mientras en temporada regular los Giants dan una de cal y otra de arena, en los playoffs parecen insuperables. El peso del ataque que suele llevar Gore se va a encontrar con Tuck, Umenyora, Pierre-Paul, etc...lo que creo que obligará al 11 a lanzar más de lo habitual. Van a ser brutales los encuentros de los backfields con las Defensive Line, en los que creo que ganarán las defensas. Veremos si Alex y sus receptores aguantan el ritmo de Eli, Cruz y compañía. Confío en la secundaria de los 49ers para provocar turnovers.

    Veremos si el corazón del que hablas y la afición hacen el resto.

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  3. TREMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEENDO POST, TREMENDO, SIN PALABRAS TIO, TREMENDO, QUE ENVIDIA DIOS

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  4. artículo digno de los dioses, fuerza, suerte y valor.Ojala disfrutemos de un partidazo en toda regla.

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  5. Que mamon que eres, eres un capullo y desgraciao!!!!

    Pero como puedes escribir así? Dios que bueno eres en lo tuyo cuando te pones. Sabes desde hace tiempo que tienes mi admiración, y no cambies loco :)

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  6. Precioso post! La foto de Vernon Davis llorando pone la carne de gallina. No obstante, permíteme un comentario prudente:

    El exceso de emotividad generado por la enorme victoria en los divisionales contra NO puede jugar en contra de los niners; gran parte de las posibilidades de salir campeones de la NFC el próximo domingo pasan por saber gestionar la inevitable relajación que se produce tras superar de forma tan heroica los momentos de tensión vividos el pasado fin de semana.

    Me explico, es lo mismo que cuando explota un globo, el momento es excitante, ruidoso, emotivo, pero lo que queda después es paz, relajación, calma... Los niners tienen que evitar ese efecto y salir al campo el domingo como si no hubiera un mañana, pero, lo que es más importante, deben entrenar y preparar el partido durante la semana como si no hubiera habido un ayer. Lo de los Saints no ha pasado nunca, no se ha conseguido todavía absolutamente nada, hay que multiplicar por diez la tensión, el hambre y la mala leche de los cuatro últimos minutos del partido contra NO.

    Esa debe ser la actitud, la de que los Giants vienen a la bahía con la intención de robar el legítimo sueño de San Francisco; que se quieren colar en casa para quitarles lo que por juego, historia, amor propio y pundonor se merecen y es suyo. Y eso, los de rojo y oro no lo pueden permitir, no ahora que tan cerca está el cielo que casi se puede tocar con las manos. Y ese sentimiento es algo por lo que merece la pena dejarse hasta el último hálito de vida footballística, no queda un equipo con más hambre en los playoffs que los de la bahía, y eso tiene que notarse...

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  7. Aquí otro veterano, yo seguí a Montana y luego me olvidé del tema. Hace unos meses me volví a enganchar y tu blog con el de Mariano son los dos mejores con diferencia. Gracias por vuestro grandisimo trabajo!!

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  8. Muy grande este artículo y otros que he ido leyendo.

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  9. Gente, muchísimas gracias a todos. Quinos, llevas razón en lo que dices. Supongo que durante la semana Harbaugh habrá concentrado a los jugadores en la preparación deportiva del partido, pero como he escrito y bien apuntas, el factor emocional, sentimental o el enfoque psicológico es una arma que, bien utilizada, puede ser igualmente devastadora. Saludos!.

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    1. Un saludo también para tí y suerte para el domingo, espero que podáis vengar a mis queridos Packers...!!

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  10. Gran post. Y volver a ver el video del drive final me ha puesto los pelos de punta. La verdad es que a me han sorprendido mucho este año los 49ers, no los creía tan fuertes o al menos tan convencidos.

    Soy de los Giants desde que me gusta este tremendo deporte, pero si perdemos el domingo tampoco me quedaré muy afectado ya que los 49ers me han conquistado. Como prueba te pego un link a mi blog en el que ya hable de ellos hace unas semanas. No es tan profesional como este (aún soy algo profano en la materia), pero intento explicar cosas sobre la NFL:

    http://imaginia.blogspot.com/2011/12/jim-harbaugh-eric-taylor-joe-montana.html

    Un saludo y sigue escribiendo así!

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  11. Un magnífico post, qué lástima que no veamos esta calidad de escritura en los periódicos. Adelante Jordi, fenomenal!.

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  12. Me has logrado emocionar, lo cual dice mucho de ti considerando que soy un irredento fan de los Patriots. En el caso de que (cada día lo dudo más) ganemos a los Ravens, y si nos enfrentaramos a vosotros, te juro que no importaría palmar. Al fin y al cabo, Tom Brady nació en San Mateo (CA) y creció viendo jugar al gran Montana en Candlestick Park.
    Mucha suerte para el domingo. Espero que por fin los Giants no gozen de ella.

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  13. Asi se vive el football19 de enero de 2012, 11:49

    Es por este tipo de artículos que sigo enganchado a la NFL. Tu manera de vivir la temporada, a corazón abierto, tu forma de escribir no tiene igual en la blogosfera en castellano. La mayoría se limita a contarnos lo que ya vemos por nosotros mismos, tú nos llevas más allá y tu enfoque diferente es algo fantástico. Jordi, mis respetos y mi aplauso.

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  14. Bravo! Has resumido a la perfección lo que sentimos los que nos hicimos fans de los niners en los 90, y hemos seguido al pié del cañón todos estos años. Cuando internet ni existía y esperabas o a los partidos del 33, o al mundo deportivo del martes para ver que había hecho tu equipo. Cuando el domingo de la superbowl le pedías a tu padre que comprase todos los periódicos deportivos, porque en todos ellos hablaban de la SB, y en algunas de ellas estuvieron los niners. Aquellas noches de SB siguiéndolas por la radio... Piél de gallina sólo de recordarlo.
    BeatTheNYGiants!!

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  15. Este pequeño reducto patrio donde el Football es algo salvaje y violento, se define por las personas que aman este deporte. Ahora tenemos internet e información, pero hace años no había nada, y si vivías en una gran ciudad, todavía podías tener la suerte de disfrutar de este deporte, pero si vivías en Santander, como yo, solo podías sentir el football de puntillas sintiendote un bicho raro. Este deporte es mágico, sensacional, emocionante e incomparable y gracias a estos artículos casi lo convierten en sublime. Yo soy de los Giants, tengo ese defecto, soy de los Blues, y este fin de semana nos jugamos la final de Conferencia con los Niners, mi color es el azul y blanco y no el rojo y el dorado, pero aun deseando que ganen los de Nueva York, al final del partido solo se dibujará una sonrisa en mi cara porque habrá ganado el Football. Muchas gracias por el artículo y viva los Niners

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  16. Enhorabuena por el artículo. Está muy bien escrito y transmite la emoción de manera muy impactante.

    Yo, como casi todos en España, me aficioné al football viendo ganar a los Niners. Pero mi favorito no era Montana, ni Rice. Mi favorito era ese fullback blanco, rocoso y duro, al lado del cual Kuhn es una Barriguitas. Tom Rathman. Cómo disfrutaba viéndolo arrancar y percutir contra la defensa rival. El 44 era mi número favorito. Lo perdí de vista un tiempo, hasta que lo he recuperado en el cuerpo técnico del ataque de los Niners.

    Suerte para el sábado.

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  17. Se me olvidó un apunte. Ganemos (los niners) o perdamos, seguiremos amando este deporte y, por supuesto, desearemos lo mejor a Giants, Ravens o Patriots porque en realidad, lo que nos importa es EL FOOTBALL!. Gracias a todos de nuevo por esta impresionante respuesta!.

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  18. Sublime artículo, poco que añadir a lo que ya se ha dicho en los comentarios. Quizá mencionar un nombre más: Bill Romanovski, tremendo
    Go niners!!

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  19. Se me han saltado las lágrimas con tu artículo. Me recordaste por qué amo tanto este deporte, aquella final de los Bengals, que grabé mal en vídeo y se comió justo la última jugada (que sí vi en directo). Muchas gracias.

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