jueves, 23 de septiembre de 2010

El verdadero problema de los Vikings



Está de moda -aunque empieza a resultar aburrido, por repetitivo-, atribuir todos los males de los Vikings, asesinatos presidenciales y otras pestes bíblicas incluídas, a su quarterback, Brett Favre. Hoy voy a intentar realizar un ejercicio realmente dificil de funambulismo, escribiendo sobre los de Minnesota sin remitirme a su mariscal de campo porque, aunque no lo parezca, el equipo tiene otros problemas mucho más graves y este no es otro que la plaga de lesiones que ha debilitado seriamente su cuerpo de receptores. No es por nada que hoy los Vikings son el equipo número 24 en ataque con pase, por detrás de los St. Louis Rams, Oakland Raiders o Jacksonville Jaguars.

Era un rumor de baja intensidad desde los tiempos universitarios que Percy Harvin sufría de contínuas migrañas las cuales le incapacitaban con regularidad variable. Para quienes las padecen, las cefaleas son una de las peores dolencias -en cuanto a molestias- que un ser humano puede sufrir. Literalmente pueden limitar la existencia de una persona a su propia habitación, con la luz apagada y un intenso zumbido en el interior de su cabeza; así varios días consecutivos. Bien diagnosticada y tratada, con suerte se convierte en una enfermedad crónica controlable, aunque admito que el concepto "controlable" tiene varios límites no siempre tolerables para un paciente. En estas condiciones es comprensible entender que el wide receiver de Virginia Beach, votado como el mejor rookie ofensivo de la pasada temporada, haya causado baja instantánea -requiriendo hospitalización de urgencia-, durante algún partido y aún así muestre 790 yardas de pase y 6 touchdowns.

Por otro lado, de todos es sabida la grave lesión de Sidney Rice, sometido a una intervención quirúrgica de cadera en mitad de la preseason. Por unos días estuvieron considerando la posibilidad de seguir jugando pero esta quedó totalmente descartada al advertir sus médicos del riesgo que para su carrera deportivo corría en el caso de forzar más su cuerpo. De esta forma, los Vikings perdían a su mejor wide receiver quien, en la edición anterior había atrapado 83 pases para 1.312 yardas y 8 touchdowns. Se estimaba un periodo de recuperación de aproximadamente dos largos meses para el de Gaffney.

Así las cosas no ha sido de extrañar los movimientos que la franquicia ha emprendido para reconstruir su línea de receptores, una de las más potentes de la liga. El primer paso fue contratar al agente libre Javon Walker, un veterano WR, excompañero de Favre en los Packers, con un nutrido historial de problemas médicos en sus rodillas; dudo mucho que fuera el modelo de recambio que los Viks necesitarán, prueba de ello es que a día de hoy aún no ha sido utilizado en temporada regular. Posteriormente llegaría el canje del DB Benny Sapp por Greg Camarillo de los Miami Dolphins, otro receptor no demasiado veloz pero sí muy seguro en atrapar melones (1.165 yardas y 2 touchdowns en dos temporadas). Finalmente se supo ayer que los Vikings de nuevo han acudido al mercado en la búsqueda del wide receiver que les solucione sus problemas en ataque; Hank Baskett, recién cortado por los Eagles, cuyo único éxito conocido ha sido el de tener como pareja a Kendra Wilkinson (y menudo exitazo, por cierto), pero con unos números tan escasos que no merece la pena detallar, será incorporado al equipo.

Casi -y digo, casi-, estuvieron a punto de conseguir realmente impactar en la liga; Vikings y Chargers estuvieron negociando por Vincent Jackson, el WR de San Diego con más de mil yardas por temporada y 16 touchdowns en total. Todo parecía cerrado con el jugador, a razón de 9 millones de dólares por un año, hasta que el equipo de la calurosa costa oeste decidió no aceptar la oferta de una segunda ronda del draft más otro pick condicionado a una serie de variables.

Es evidente el perjuicio que este cúmulo de lesiones ha perjudicado el juego del equipo; lo explicaba perfectamente Raúl Allegre en esta columna: "Con Rice en la alineación, las defensivas tenían que colocar uno, o los dos safeties, entre 15 y 25 yardas de la línea de golpeo (LDG). Sin Rice, no le dan tanta importancia a las trayectorias profundas. Están más cerca de la LDG lo cual les permite cerrar espacios en trayectorias cortas, e intermedias, y facilita las cargas sobre Favre". También es obvio que el staff técnico ha detectado un problema en el ataque y que se está moviendo en todas direcciones a fin de solucionarlo. Pero el éxito buscado, con la temporada ya iniciada, me temo que va a ser casi misión imposible; a lo único que se puede optar es a la contratación de agentes libres -que por algún motivo permanecen en esa condición-, o a jugadores de medio pelo a quienes, de forma mosqueante, se les muestra la puerta de salida con alfombra roja, desfiles, banda de música y fuegos artificales. 

Es cierto que en cualquier momento alguien puede dar la campanada y constituirse como la revelación de la liga, pero es igual de cierto que con un sólo euro puedo convertirme mañana en el ganador del euromillón. Si somos fríos e implacables deberíamos decir que el resultado no es satisfactorio y eso es lo que al final cuenta. Cuando uno va a por Jackson, no puede volver con Baskett... no sé si me explico.

5 comentarios:

  1. Cuanta razón llevas, lo de Favre parece cada vez mas una cortina de humo tras la que ocultar las verdaderas debilidades de este equipo. Están en una situación realmente complicada y deberían ir a por todas en el tema de Vincent Jackson, él es una de sus pocas esperanzas. Saludos y adelante con el blog, es impresionante!!!

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  2. Al 300% con este artículo!... gran análisis y datos incontestables!. Favre acabará por funcionar pero eso será imposible si no hace mas que encontrar receptores que llegan tarde o con las manos de mantequilla

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  3. Creo que es una mezcla de las dos cosas MAS un rendimiento inferior en la defensa, cosa que debe ser porque tienen menos control del tiempo de atauque.

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  4. Siento ser uno más pero por supuesto que el problema de los Vikings está en sus receptores. Eso lo ve antes un ciego que un cojo. Lo de favre es ya casi odio visceral de algunos que han tenido que callarse durante una temporada y ahora aprovechan

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