sábado, 5 de noviembre de 2011

Suck for Luck (I)


Andrew Luck será el próximo Peyton Manning. Efectivamente, el quarterback de Stanford será el Pick#1 del Draft 2012. Así de rotundos se muestran una amplia mayoría de quienes siguen asiduamente la NCAA. Incluso el legendario John Madden -que algunos conocerán solo por el nombre de su juego preferido de football-, declaró hace unas fechas sobre Luck que "he is the real deal; I've benn watching the NFL for years, and I don't remember a more automatic, sure thing". Bajo esta premisa, un grupo de aficionados del sur de Miami han puesto en marcha una campaña conocida como "Suck for Luck", encaminada a conseguir que su equipo sea quien obtenga esa preciada posición en el Draft. ¿De qué forma?. Pues asegurándose -por si hiciera falta- que los de Miami pierdan cuantos partidos sean necesarios hasta conseguir algo que la realidad ya ha demostrado: ser la peor escuadra de la competición. La verdad es que el reto no parece muy difícil; los Dolphins ocupan la última posición pues cuentan todos sus partidos como derrotas.




La actitud de los fans del Sun Life Stadium es comprensible. Hartos de sinsabores y experimentos fallidos, han agotado su paciencia y no están dispuestos a más componendas. Desde el retiro de Dan Marino han visto desfilar con su camiseta a toda una larga lista de mariscales de campo, a cual más pintoresco: Jay Fiedler, Damon Huard, Ray Lucas, Brian Griese, A.J. Feeley, Sage Rosenfels, Gus Frerotte, Joey Harrington, Daunte Culppeper, Cleo Lemon, Trent Green, John Beck, Chad Pennington, Chad Henne, Tyler Thigpen y el más reciente Matt Moore. La gota que colmó el vaso hace tiempo que acabó por derramarlo y sabedores de ello, los The Phins quieren, desean e imploran solo un poquito de ilusión... y la quieren ya. No quieren sentarse a esperar que suene la flauta y descubran, de la noche a la mañana, a un nuevo Brady, ni adivinan en el horizonte a ningún Rodgers. Así que dándose cuenta de lo estéril de su espera, han llegado al convencimiento -lógico a todas luces- que unas pocas victorias no les ayudarían en nada. Por tanto, los partidarios del SfL se declaran abiertamiente a favor de "dejarse ganar" y tomar a Luck en primera ronda. Veamos las repercusiones desde tres puntos de vista.



Desde el punto de vista del aficionado, entiendo esa actitud. Todos sabemos que un quarterback no puede cambiar el curso de una franquicia. Necesitas a una buena offensive line que contenga la defensa rival y dé tiempo al quarterback, un cuerpo de receptores capaces de completar un pase y un juego terrestre sobre el que cimentar un drive. Además, si uno consigue reunir una defensa que proteja con efectividad la end zone, miel sobre hojuelas, ¿verdad Sam Bradford?. Pero por algún lado hay que empezar y un buen mariscal de campo siempre puede cambiar la mentalidad de un equipo, elevar la moral y alentar a sus fans. En definitiva, incrementar los ingresos de la franquicia, que en un último término es de lo que se trata.

La base del SfL tiene, pero, un punto débil: el Pick#1 jamás ha garantizado el éxito de un proyecto deportivo. En este sentido supongo que puede parecer un escarnio -aunque no se trata de eso-, recordar que Jamarcus Russell, David Carr o Tim Couch fueron Number 1 Draft Pick y que gente como Joe Montana, Brett Favre o Roger Staubach nunca estuvieron cerca de ni siquiera una primera ronda. A los aficionados de los Dolphins les queda seguir con el ejemplo de lo ocurrido este año en Charlotte, el anterior en St. Louis o recordar su propia experiencia con Dan Marino -último Pick#1 de los Dolphins-. ¿Quién podría resistirse a tal tentación?.

Desde el punto de vista de los Dolphins, es algo más difícil. En el caso que los dirigentes secundaran esta iniciativa, ¿cómo podría llevarse a cabo?. Me parece totalmente inimaginable ninguna hipotética conversación en este sentido entre Stephen M. Ross (actual propietario) o Jeff Ireland (general manager) con Tony Sparano (head coach) o quien sea que le pueda substituir en próximas jornadas. ¿Y sus jugadores?. Muchos luchan hoy con la camiseta de los Dolphins no tanto por el prestigio del equipo sino por ganarse un nuevo contrato o, quien sabe, quizá una futura oferta en otra ciudad de la NFL.

Desde el punto de vista de la organización NFL, el triunfo de una campaña como SfL debería obligar a su comisionado a tomar medidas de forma instantánea pues si los Dolphins obtuvieran el Pick#1 en base a este engaño, habrían atentado contra varios preceptos de la deportividad, aún en un mundo tan profesionalizado -o precisamente por ello-, como lo es la National Football League. Por semejante situación pasó hace algunos años la NBA hasta el punto que se optó por modificar el mecanismo de adjudicación de picks, no vinculado al orden inverso de la clasificación sino como resultado de un sistema de sorteo entre el grupo de equipos con mayor número de derrotas, ponderando las probabilidades de resultar agraciados. De esta forma, uno puede contar con muchas posibilidades pero jamás tendrá la seguridad de haber apostado a caballo ganador.

No soy ninguna alma cándida. A buen seguro que a lo largo de la historia de la NFL podríamos adivinar algunos ejemplos de cómo se ha llevado a buen término la voluntariedad de sumar más derrotas de las debidas con vistas a conseguir un mejor posicionamiento en el siguiente draft. Pero de ahí, a tener la cara dura de admitirlo en público, dista un océano. En esta línea cabe entender las declaraciones del coordinador defensivo de los Dolphins, Mike Nolan, quien en estos días ha afirmado no haber oído nunca nada parecido a ningún Suck for Luck. Faltaría más!.

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