Avenida Pattison, entre S. Darien y la 11th, esa es la ubicación exacta del Lincoln Financial Field de Philadelphia, lugar que acojerá lo que es, sin duda alguna, el partido de la jornada. Si ya de por sí los duelos divisionales siempre llegan con un ambiente más caldeado de lo habitual, éste se presenta con todos los mimbres necesarios como para atraer la atención incluso de los aficionados que nunca han sentido ningún interés ni por los Redskins, ni por los Eagles.
Los condicionantes de este enfrentamiento están claramente definidos. Por un lado, está en juego el sumar una nueva victoria en la NFC Este. Tal y como está el grupo, un triunfo para los Redskins significaría reducir la pequeña ventaja que han tomado los Eagles sobre el resto de compañeros de viaje; una victoria de estos últimos marcaría una clara tendencia y, aunque aún hay tiempo para lo mejor y para lo peor, apuntaría trazos de un serio candidato al playoff. Sin olvidar que como bien se encarga de recordarnos Andrea Zanoni -cada vez que tiene oportunidad, y son muchas!-, una victoria en un duelo divisional supone también la derrota de un rival directo; beneficio y perjuicio, la doble jugada.
Por otro lado debemos tener en cuenta cómo llegan ambos equipos al cruce. Ya adelanto que para ninguno de los dos el escenario presente corresponde a lo que se imaginaron en un principio. Los pieles rojas no han conseguido aunar todas las piezas y la máquina no termina de coger revoluciones, no por lo menos de forma continuada. El equipo funcionan tan revolucionados que alternar, sin solución de continuidad, grandes drives con nefastos ataques; su inconsistencia les ha llevado a ese 1-2 que campea en su registro. Por el otro bando, esta semana he estado oyendo unas investigaciones realizadas por un equipo de científicos respecto a la historia de la huida de Moisés de Egipto, al frente del pueblo judío, cruzando el Mar Rojo gracias a un particular fenómeno (sobre)natural. No sé si me creeréis cuando escribo que rápidamente me vino la comparación con los Eagles. Un 2-1 en su casillero y el liderato del grupo debería impulsar a cualquier cronista a extenderse en la solidez del equipo pero nada más lejos de la realidad. Los de Philadelphia llegan hasta aquí tras haber superado una crisis mucho más profunda que los simples ajustes técnicos; lo hacen tras haber diseñado un proyecto y haberlo tirado a la basura en poco más de lo que duran dos cuartos de juego. La traumática -y no es un triste juego de palabras- substitución de Kolb por Vick no parece haber perjudicado al juego y resultado del equipo, todo lo contrario, pero creo que la particular WCO de Reid acabará sucumbiendo ante un ataque basado en Vick "y lo que salga" como han acabado otras innovaciones como en su día representó la wildcat; se agotarán con el tiempo y con una mayor preparación de las defensas contrarias.
Finalmente tenemos que considerar lo que todos sabemos, es decir, los condicionantes extradeportivos (aunque siempre he pensado que están tan ligados al juego como lo pueda ser la alineación de un LB). Efectivamente como brillantemente escribió un comentarista a pié de foto de una imagen de Kevin Kolb, "si pestañearon se habrán perdido la era Kolb", por lo poco que ésta ha durado. Por el otro bando llegará un QB de los de peso en la NFL, Donovan McNabb, quien nunca me ha convencido pero a quien se debe temer si, como es el caso, su grado de motivación será extremo. No tengo claro contra qué o contra quien; no me lo imagino con ganas de reírse de quien por más de una década ha sido su público -no entregado, no fácil, pero su público al fin y al cabo-; tampoco creo que tenga nada que achacar a directiva y, si mucho me apuráis, ni siquiera a Andy Reid uno de los entrenadores que a base de palo y zanahoria, le ha sabido sacar mayor rendimiento.
A estas alturas del artículo habréis deducido ya porque no han aparecido nombres como Santana Moss, Chris Cooley, Clinton Portis, LeSean McCoy o DeSean Jackson; ellos aportarán la mayor parte del espectáculo y de la victoria o de la derrota de sus equipos, pero solo son atrezzo de una obra mayor.
Diez y cuarto de la noche del domingo.
Muy bueno Jordi. Espero que aplaudan a McNabb en Philadelphia y que posteriormente se vaya con una derrota a ser posible. Yo no tengo favorito claro, cualquier cosa puede pasar. Lo más importante será cómo progresa Vick ante una defensa más compacta, aunque no tanto como esperaba antes de comenzar la temporada. Saludos.
ResponderEliminarExcelente previa. Yo también apuntaría que unos enrachados Eagles jugarán en casa y eso tiene que pesar.
ResponderEliminarYo lo tengo chungo. Desearía una derrota de los Eagles por la poca seriedad de su HC. Pero los Redskins nunca me han gustado, demasiada prepotencia. Así que apostaría por el empate :D
ResponderEliminarBun artículo. Creo que la clave estará en la defensiva de los Eagles. Si esta funciona, McNabb se precipitará, querrá resolverlo a "su estilo" y los de Philadelphia tendrán una clara oportunidad de ganar.
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