jueves, 29 de septiembre de 2011

El principio de Peter

Nadie es perfecto y el error es parte del juego. Últimamente leo algunas críticas a cualquier defensa por haber permitido tal o cual jugada. Creo que es tan importante aceptar el acierto de un buen pase como asumir el error de un cornerback al no interceptar un envió o de un linebacker al fallar un placaje. Los ataques, como las defensas, aciertan y fallan. Es parte de la vida y también del juego. Tampoco los head coach escapan a esta maldición natural. Uno de los mejores consejos que mi preparador de ajedrez me dió antes de iniciar un importante torneo -y que luego yo transmití a mis jugadores-, fue: "todos cometemos errores, pero lo que diferencia a los buenos de los malos jugadores es el momento en el que esos errores ocurren". Que nuestro quarterback sea interceptado es una mala notícia pero hay una gran diferencia entre sufrirla, con el marcador ajustado, en el primer cuarto o a falta de un minuto para el final del partido.


Norv Turner es la más clara representación del Principio de Peter según el cual "las personas que realizan bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor responsabilidad, hasta que alcanzan su nivel de incompetencia". No dudo que en el pasado Turner hiciera los suficientes méritos como para merecer llegar hasta donde está, pero es una realidad irrebatible que, desde hace varias temporadas parece estar ocupado y preocupado en el cumplimiento de ese enunciado.

La mejor credencial que hoy presentan los Chargers es su balance deportivo; finalizada la tercera jornada de competición, sus dos victorias y la dulce derrota frente a los New England Patriots confirman lo que de ellos espero. pero en San Diego empiezan a pensar que no disfrutarán por mucho tiempo de ese calorcito propio de la costa del Pacífico; por lo menos no en el plano deportivo. Philip Rivers está desconocido. A estas alturas de la regular season ocupa la vigésimo segunda posición en el ranking de quarterbacks; solo 4 touchdowns y 6 intercepciones no son las cifras que se esperaba de él. Más preocupante que los fríos números es verle comandando la ofensiva. Desconcentrado, dubitativo, irregular, inconstante, mala elección del receptor, exceso de riesgo, son observaciones totalmente ajustadas a la realidad. Pero no está solo en este desatino. Los receptores de los Chargers andan desconcertados por el tipo de pases que reciben. Vincent Jackson, de probada valía, solo ha capturado 17 de los 26 pases que le han enviado; 7 recepciones y ningún touchdown en dos de los tres primeros partidos. Con ello no nos extrañará encontrar los Chargers en la quinceava posición en cuanto a la media de puntos anotados por partido con solo 21,7, lejos de los 37,7 de los Bills, 34,7 de Patriots & Saints o los 33,7 de los Lions. Por otra parte la defensa tampoco está mostrando su mejor cara; hoy han descendido hasta la octava posición.

Pero la crítica debe ir más allá de las estadísticas. El league pass me ha permitido seguir las evoluciones de los Turner's boys dejándome tras cada partido una sensación agridulce. El equipo juega tremendamente acelerado, con demasiada tensión. Parece que han asumido que cada victoria cuenta pero aún no han comprendido que los partidos se ganan cuando el encuentro finaliza, no cuando éste empieza. Con el marcador en contra se muestran desorientados y nerviosos. Pierden los papeles y recurrer a lo fácil: lanzar y lanzar y volver a lanzar pases a media o larga distancia sin tener la paciencia de trabajar los ataques combinando el juego terrestre y el aéreo. Atenazados por la urgencia del resultado no saltan al césped con la mentalidad de quien va a demostrar su superioridad. En su lugar, mentalmente inseguros, acusan demasiado cualquier golpe del contrario. Conservan su evidente pegada per les cuesta excesivamente retomar el control del match. Siguiendo con la analogía que utilicé en mi pronóstico, son un buen motor pero andan pasados de revoluciones.

Siendo todos culpables, el responsable máximo de este desbarajuste, que amenaza con acabar con otra temporada, es su head coach. Norv sigue dejando ver que no controla la preparación psicológica de los San Diego Chargers pero es que en el aspecto táctico, sus lagunas son indignas de un técnico de su categoría. Para muestra valga un botón. El pasado domingo, frente a los Kansas City Chiefs y con el ajustado marcador de 17-20 a su favor, los Chargers afrontaban una situación de cuarto down & inches. No discutiré aquí lo acertado o no de la decisión de "go for it" porque, en este tipo de circunstancias, se adora al HC cuando sale bien y se le crucifica cuando sale mal. El caso es que, en lugar de agotar el reloj en previsión que el último intento pudiera fallar, los locales activaron la jugada apenas transcurridos un par de segundos en su reloj particular. La diferencia no es pequeña; el ataque de los Chiefs se inició con casi un minuto y medio de tiempo cuando, si Norv hubiera estado atento, Rivers debiera haber dejado pasar sus veintidós segundos dejando el drive de los de rojo y blanco con un margen de apenas un minuto.

Turner sigue tropezando con la misma piedra y a la vuelta de la esquina les esperan los renacidos Detroit Lions.

2 comentarios:

  1. Juraría que Vincent Jackson anotó un TD contra NE con una recepción a una mano.

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  2. Correcto, por eso he escrito "ningún touchdown en dos de los tres primeros partidos". Argumentos al margen, sus números son francamente bajos.

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