Veintitrés de abril en el Radio City Hall de New York. Las cámaras de televisión mantienen un plano cerrado sobre J.J. Watt. La expresión del joven de Wisconsin muestra una felicidad plena. Acaba de ser elegido, en primera ronda, por los Houston Texans. Está en marcha el draft de la NFL y llega el turno de los Minnesota Vikings. Todo el mundo sabe que irán a por un quarterback. Hace pocos meses perdieron a Favre y, en el entretiempo, tanto Tarvaris Jackson como Joe Webb se empeñaron en demostrar que no tenían calidad suficiente como para tomar las riendas del equipo. Suenan algunos teléfonos entre los elegibles pero todo queda en silencio cuando el comisionado Roger Goodell aparece tras el atril y anuncia, sin más prolegómenos, que el seleccionado es Christian Ponder de Florida State. Inmediatamente un sonoro abucheo -entre la decepción y la burla-, llena la estancia mientras algunos comentaristas que siguen el evento en directo, esbozan una (in)disimulada sonrisa.
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Unos meses antes, la secretaria de dirección, Sara Martins, cierra a sus espaldas la puerta que da acceso a la pequeña dependencia que ocupa el head coach. Totalmente sofocada y con cierto nerviosismo solicita, aún con voz temblorosa, que traigan con urgencia algunos refrescos. En el interior del despacho, Mark Wilf, copropietario y presidente de los Vikings, asiste impasible a uno de los duelos más fratricidas que ha tenido ocasión de contemplar en su dilatada experiencia de alta dirección. Leslie Frazier, cólerico y descompuesto, pugna por imponer su criterio: el equipo debe ir a por un quarterback. Frente a él, Scott Studwell y en un segundo plano, Paul Nelson, intentan convencerlo de que tienen otras necesidades que cubrir.
- No es así y lo sabes. De nada te servirá un buen quarterback sino podemos ofrecerle la protección suficiente. Recuerda lo que sucedió el año pasado con Brett, por Dios!. Studwell habla poco, pero cuando lo hace siempre es respaldado por sólidos argumentos. Esa es la razón por la que goza de toda la confianza dentro de la organización.
- Diablos!, masculla Leslie.
- Y no olvidemos los refuerzos necesarios en la defensiva. Jared parece ser nuestro único pass rusher y todos sabemos que este último año ha disminuido alarmantemente su rendimiento, remata un tranquilo Nelson.
Frazier sabe que ambos tienen razón. Ni el mejor quarterback de todos los tiempos podría jugar tras una línea ofensiva tan repleta de agujeros. Los Loadholt, McKinnie y compañía parecen no ser lo suficientemente capaces de proteger a su quarterback, sea quien sea. Y en defensa, las vías de agua amenazan con hundir la nave; Winfield y los Williams andan pagando las largas temporadas entregadas al equipo. Pero Leslie no está dispuesto a dar su brazo a torcer tan fácilmente. Nadie como él conoce las limitaciones de sus Qb's. Además, teme que el lockout se prolongue tanto que apenas reste tiempo suficiente como para negociar la incorporación de una mariscal de garantías. Y quien sabe si será posible esa contratación con tantas franquicias como se preveen, sondeando el mercado en la búsqueda de un mismo objetivo. No, su primera ronda debe, tiene que ser un quarterback.
Mark guarda su móvil en el bolsillo interior izquierdo de su americana. Se levanta del sillón, mira a los dos máximos responsables y con voz pausada, pero firme, empieza a hablar:
- Vamos a hacer esto y vamos a hacerlo todos juntos, en equipo. No quiero más discusiones, solo trabajo. Preparemos los tres escenarios, quiero ver qué prioridades tenemos. Y cuando llegue el momento adecuado, fijaremos nuestros objetivos, estaremos atentos a cómo se desarrolla el draft y tomaremos las decisiones correctas, sentencia.
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Ryan Monnens dirige su mirada hacia un punto perdido del RCH y repasa mentalmente: Ronda Primera, Pick#1: Carolina Panthers con Cam Newton -Auburn Tigers-; Pick#8: Tennessee Titans con Jake Locker -University of Washington Huskies-; Pick#10: Jacksonville Jaguars con Blaine Gabbert -University of Missouri Tigers-. Susurra para sí mismo un lacónico: "lo sabía". Mucho más lejos, en Tallahassee, Reed Burckhardt permanece atento a su televisor mientras saborea su sexta Pepsi de la velada. Asignado a la zona sureste del país, nadie como él conoce hasta el último detalle de Christian Ponder. Desde el principio vio en este tipo de Dallas un firme candidato a suceder a Favre en el timón de los Vikings. Sabe que tiene una oportunidad. Newton y Gabbert han sonado demasiado como para ser aún elegibles cuando llegue el décimosegundo turno. Locker parecía un aspirante firme, pero Reed no cree que sea el más adecuado para el tipo de juego que despliegan los de Minnesota. Y los rumores acerca de la sórdida vida de Mallet bastarán para que sus aspiraciones acaben en el cubo de la basura. Así que Reed sigue considerando que Ponder, a pesar de esa serie de lesiones que ha encadenado, es una buena apuesta; un pocket passer clásico, sin excesos, grandes estridencias ni riesgos innecesarios, efectivo en el pase en rutas cortas e intermedias y ligero de piernas. Es consciente de las dificultades de tamaña empresa pero no puede evitar sentirse partícipe de un gran proyecto. Sabe que él sólo es una pieza anónima en el complicado engranaje de ésta fábrica de estrellas que es el Draft. Probablemente los hombres a quienes ha dedicado tantos esfuerzos jamás llegue a saber de él; gajes del oficio. Pero hoy vive la ilusión de un niño la vigilia de Reyes, la de un pintor justo antes de concluir su última creación. Con cada pick siente como su corazón late con más fuerza. Desconoce qué es lo que se está cociendo en la War Room de Minneapolis, no puede llegar hasta ese nivel, pero siente que hoy puede pasar algo muy grande.
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Cae la noche del 22 de abril en The Sherry Netherland, el lujoso hotel neoyorkino situado en plena quinta avenida, justo en el borde sur de Central Park. A lo largo de los años, la sólida reputación del establecimiento se ha construido sobre la base de un servicio de alta calidad y una discreción extrema. Por este motivo son muy pocos los empleados autorizados al registro de las habitaciones y saber que las amplias habitaciones número 517 y 518 hospedan a los Pro Scouts de los Vikings, Ryan Monnens y Jeff Robinson. Sentados frente a un portátil, Ryan y Jeff están a punto de concluir la sexta videoconferencia del día. Al otro lado de la comunicación, en Minneapolis, a más de mil millas de distancia, Scott Studwell, antiguo linebacker y máximo responsable de todo lo relacionado con el scouting de los The Purple People Eaters, asiente con la cabeza.
- Tenemos motivos para creer que los quarterbacks van a ser material de primera ronda, apunta Ryan.
- Sí, eso es lo que temíamos, confirma Scott.
- Ok, de acuerdo. Entonces vamos adelante con nuestro plan, vocifera un tenso Leslie Frazier desde el fondo de la sala.
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Diez y cuarto de la mañana. Veinte de marzo. Las paredes de la estancia están repletas de paneles en las que alguien ha colgado etiquetas con nombres y colores, marcas de todo tipo y centenares de cifras y valores. Destaca, entre todos ellos, un cuadrado en cuyo extremo izquierdo se sitúa el logotipo de los Vikings. En las mesas, varios portátiles, carpetas e interminables listas con más nombres, colores y marcas. Al fondo, varias pantallas de televisión permanecen apagadas y ante ellas, una única figura, inmóvil, con aire reflexivo. Es Leslie Frazier. Los primeros en llegar muestran caras de resignación pero ninguno protesta. Aunque hoy es domingo, ninguno de ellos se sorprendió al ser citado, solo doce horas antes, a esta reunión. Todos conocen el exigente carácter del nuevo HC y saben que el tiempo corre y aún les queda mucho trabajo por hacer. Unos minutos más tarde, toda la plana mayor del staff está presente en la sala.
Frazier observa a los asistentes, uno por uno, como si de una escena de Agatha Christie se tratara, justo en el momento en el que el inspector de turno intenta desenmascarar al asesino basándose únicamente en la expresión de sus ojos. Al fin dibuja un gesto en el aire, se hace el silencio y el HC emprende un discurso agradeciendo a todos los presentes el impresionante trabajo de scouting que han realizado hasta radiografiar tanto las virtudes físicas como psíquicas de las decenas de jugadores que llenan los archivos. No se olvida tampoco de elogiar la otra cara del análisis, aquella que se encarga de anticipar los picks del resto de equipos NFL en previsión de los jugadores susceptibles de estar disponibles cuando lleguen sus turnos. Jamaal Stephenson, asistente del director de scouting lee un "well done" de labios de su superior, Scott y siente, por primera vez en los últimos meses, que las largas horas de arduo trabajo han valido la pena. Leslie hace una pausa, administrando sus tiempos y aborda con decisión la pregunta que le ha impedido conciliar el sueño durante semanas enteras.
- Parece seguro que Cam Newton será el #1 del próximo Draft. No me importa, jamás creí que Newton fuera el tipo de quarterback que necesitamos. Así que centrémonos en nuestros verdaderos candidatos: Locker, Mallet, Dalton, Ponder y Gabbert. Mira a Scott Kuhn, Pro Scout, y le pide que trace un breve análisis de cada uno de ellos.
Khun pulsa el "Enter" de su portátil e inmediatamente aparece en la gigantesca pantalla que preside la sala, diferentes acciones de los quarterbacks que el HC acaba de citar al tiempo que aborda, con precisión quirúrgica, los puntos fuertes y débiles de cada candidato. Horas más tarde, ya en el parking del recinto, Conrad Cardano se acerca a Paul Wiggin para comentar las dudas que tiene respecto a algunos integrantes de ese grupo de mariscales de campo. Unos minutos después, Paul se topa con Studwell por uno de los pasillos y aprovecha para mostrarle esos mismos reparos obteniendo de él una reveladora respuesta:
- Tranquilo, entre los que se van a autodescartar y el draft del resto de franquicias, en realidad nuestra ventana será muy estrecha.
Veinticuatro de abril, mitad de la noche en Europa. Un anónimo bloguero, enfermo de fútbol americano, contempla a través de uno de los muchos portales que ofrecen la retransmisión en directo del Draft de la NFL, edición del 2011. Un nombre retumba por sus auriculares: Christian Ponder. Toma otro sorbo de café y actualiza la entrada de esa noche mientras piensa que quizá dentro, de un tiempo, escriba una versión dramatizada del imaginario camino que llevó a los Minnesota Vikings a draftear ese quarterback en primera ronda.
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Veinticuatro de abril, mitad de la noche en Europa. Un anónimo bloguero, enfermo de fútbol americano, contempla a través de uno de los muchos portales que ofrecen la retransmisión en directo del Draft de la NFL, edición del 2011. Un nombre retumba por sus auriculares: Christian Ponder. Toma otro sorbo de café y actualiza la entrada de esa noche mientras piensa que quizá dentro, de un tiempo, escriba una versión dramatizada del imaginario camino que llevó a los Minnesota Vikings a draftear ese quarterback en primera ronda.
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NOTA 1: El War Room de la imagen pertenece a los Atlanta Falcons.
NOTA 2: Front Office Staff Minnesota Vikings (en [*] los citados en esta entrada):
NOTA 2: Front Office Staff Minnesota Vikings (en [*] los citados en esta entrada):
[*] Mark Wilf Owner/President
[*] Leslie Frazier Head Coach
Bob Marcus | Director of Video |
Ryan Logan | Video Assistant |
Nick Miller | Video Assistant |
George Paton | Director of Player Personnel |
[*] Scott Studwell | Director of College Scouting |
Fred Zamberletti | Senior Consultant-Team Historian |
[*] Scott Kuhn | Pro Scout |
[*] Ryan Monnens | Pro Scout |
[*] Jeff Robinson | Pro Scout |
[*] Conrad Cardano | Regional Scout |
Paul Roell | Regional Scout |
Frank Acevedo | Area Scout |
Terrance Gray | Area Scout |
Kevin McCabe | Regional Scout |
Mike Sholiton | Regional Scout |
[*] Reed Burckhardt | Regional Scout |
[*] Jamaal Stephenson | Assistant Director of College Scouting |
Jerry Reichow | Player Personnel Consultant |
Paul Wiggin | Player Personnel Consultant |
[*] Paul Nelson | Manager of Football Information Systems |
Luke Burson | Football Information Systems Analyst |
Kelly Wilske | Personnel Executive Assistant |
Anne Doepner | Manager of Football Administration |
Bud Grant | Consultant |
Me ha parecido un artículo genial. Por un momento he creído que formaba parte de ese War Room de los vikings. ¿no tienes fotos?
ResponderEliminargreat
ResponderEliminarFantástica crónica, mira que debe ser dificil escribir en esta epoca y estando como estamos. Animo Jordi, sigue así!
ResponderEliminarTe has dejado que en el último momento intentaron cambiar picks con los Falcons y tener opcion a mas quarterbacks. Pero el articulo esta de puta madre.
ResponderEliminarPePET, muchas gracias. La verdad es que he buscado mucho y no he conseguido hallar ninguna imagen de la War Room de los Vikings. Anónimo1, thanks!. Anónimo2, muchas gracias. Anónimo3, tenía el dato pero no quería que esto quedara más largo de lo que ya era. Muchas gracias!.
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