lunes, 10 de mayo de 2010

Springsteen y Montana

Hay historias que solo las pueden escribir los perdedores, los mediocres, los inútiles, los deshederados, aquellos individuos de los que nadie esperaría absolutamente nada más que el fracaso pero que, para sorpresa de todos, sus éxitos imprevistos los encumbran hasta el Olimpo de la épica. Y eso hace que cuando la suerte les sonríe, todos sintamos que su triunfo es nuestra victoria; y eso también nos hace creer que, cuando la desgracia cae sobre sus espaldas, mezclando nuestra fuerza con su coraje, saldrá adelante y renacerá de sus cenizas cual Ave Fénix. Estás en lo cierto si piensas que estoy hablando de los personajes que salpican las historias de Springsteen, de los héroes caídos y de aquellos que labran su fracaso con el sudor de su frente, de los eternos condenados a no llegar a ningún lugar . Hablo del anónimo amante que invita a Mary a subir a su cadillach y huir a través de la carretera del trueno (Thunder Road), también de aquel colega de pandilla que espera cambiar de vida -y de ciudad- para conseguir hacer realidad sus sueños (Born to Run) y de tantos otras que, de golpe y porrazo, con tesón y empeño, cambian sus grises vidas por otras resplandecientes. Sí amigo, podría estar hablando también de un tipo nacido en New Eagle del que un ojeador dijo que no tenía grandes habilidades. Bruce Springsteen y Joseph Clifford Montana Jr. unidos en un mismo fin.



Y lo cierto es que los más entendidos podrían responder -y acertarían- que Montana nunca perteneció al grupo de esos perdedores. Que desde un primer momento ya apuntaba a estrella, bien jugando al béisbol, al baloncesto o, finalmente -y para nuestra suerte- en el fútbol americano. Pero el Joe que me interesa abordar no es esa figura monstruosa que arrastraría durante años a los 49ers por la más dulce de las sendas que llevan a la gloria, sino la historia de una estrella que, en lo más alto de su carrera, siente que su cuerpo acusa la pesada carga de sus lesiones, una estrella a la que muchos le niegan el derecho a seguir luchando por su sueño. Y ese es el instante en el que Montana y el desconocido soldado recién llegado de Vietnam se levantan, allí donde otros perecieron, para reclamar la justa recompensa, aunque sea con un simple "gracias" que la historia les debe.


[La noche del 3 de agosto de 1988, Springsteen apareció en el coliseo del Camp Nou para cantar al viento de la ciudad Condal aquello que nos había sido negado durante tantos años. Aunque las comparaciones sean odiosas, no sería exagerado afirmar que the Boss desplegó tal West Coast Offense que conmocionaría para siempre las 100.000 almas que allí se dieron cita y entre los que me encontraba. Video de aquella actuación: altavoces a toda potencia!!!!!]

Fue en 1986 cuando en la primera jornada de la season, Montana recibió tal golpe en su espalda que temió seriamente por su retirada. Tan grave fue que los doctores pronosticaron que jamás podría volver a los terrenos de juego. Joe nunca pudo echar mano de su tocadiscos para escuchar a Springsteen entonando "come on, rise up!, come on, rise up!" que escribiría décadas después en "My City of Ruins" pero, a juzgar por la reacción del QB nadie podría asegurar que no hubiera sido así; Joe Montana no sólo se recuperó totalmente sino que volvió a los campos de juego en menos de cincuenta días!.

Un tiempo más tarde, Montana registró las peores cifras desde que se dedicaba a esto del football; su cuerpo parecía decir basta; esa maldita espalda seguía crucificándole con contínuos dolores, molestias e incluso algún episodio de contracciones. Cualquiera en su lugar hubiera optado por una honrosa retirada pero no puedes pedirle a un luchador nato que tire la toalla antes incluso de que el combate haya empezado. Montana volvió unas semanas más tarde y lo hizo para batir cualquier registro que quarterback alguno hubiera podido desear. Increíble!.

Los éxitos se sucedieron, uno tras otro, partido tras partido hasta llegar al verano de 1991. De nuevo sufría una grave lesión, esta vez en el codo. Pero aquello fue mucho más que un serio aviso; el QB tuvo que pasar 3 veces por el quirófano en dos años perdiéndose esas temporadas y con 37 años de edad y ante un entrenador que ya no contaba con él, Joe sabía que apuraba los últimos minutos en el reloj de su tiempo como jugador de fútbol profesional. Muchos fueron los que le aconsejaron disfrutar de un cómodo retiro y olvidarse de los sacrificios imprescindibles para los que están llamados a mantenerse en primera línea, pero olvidaban de nuevo que trataban con un tal Montana y que su fuerza era su espíritu. A mediados de abril recuerdo como anunció su fichaje por los Kansas City Chiefs.

Hoy ya nadie se acuerda de si aquel equipo llegó más o menos lejos en las dos siguientes temporadas, si cayó en la final de conferencia o hincaron sus rodillas al suelo en un partido de wild card. Casi me atrevería a decir que, lo de menos fue el campeón de esa edición de la Superbowl. Lo que sí permanece incolumne en las retinas de los que en aquellos días disfrutamos del dulce sueño de ver a Joe Montana soltando de nuevo su mágico brazo, como en él era habitual, rodeado de contrarios y casi sin espacio, fue como venció, en justa revancha del destino, a los 49ers de Steve Young gracias a dos pases de touchdown de quien nunca, nunca se rindió.

[Si viendo estas imágenes alguien escucha los violines del paraíso, que no se sorprenda, juega Joe Montana]

Lo que no me podreis negar es que, pronunciar ciertos nombres es como resumir en una única palabra la esencia de lo humano: Joe Montana es al fútbol americano lo que Michael Jordan al baloncesto, Johan Cruyff al balonpié o Bjon Borg al tenis. George Washington a la libertad, Platón a la filosofía o Bruce Springsteen al rock. Quizá deba acabar con algo que pudiera parecer un resumen de lo que he intentado decir, creo que con poco éxito, pero que en cualquier caso substituíbles por "Glory Days" (versión Superbowl 2009, a partir de 1:40minutos):

"I had a friend was a big baseball player (football player),
back in high school,
He could throw that speedball by you (Hail Mary)
Maye you look like a fool boy
Saw him the other night at this roadside bar
I was walking in, he was walking out
We went back inside sat down had a few drinks
but all he kept talking about was...

Glory days well they'll pass you by
Glory days in the wink of a young girl's eye
Glory days, Glory days"

- - -

"Tenía un amigo que era un gran jugador de béisbol (fútbol),
cuando estabamos en el instituto,
Podía lanzar la pelota por delante de ti (Hail Mary)
y hacerte quedar como un tonto
Le ví el otro día en este bar de carretera
Yo salía y él entraba
Volvimos adentro, nos sentamos, tomamos algo
y de lo único que pudo hablarme fue de los...

Días de gloria, pasan de largo
Días de gloria, como la belleza en los ojos de una chica joven
Días de gloria, días de gloria"

4 comentarios:

  1. Otiaaaaaaaaaaaaaa que pasada de articulo, como amante de bruce tengo que felicitarte. no vi nunca a Montana pero me he puesto a ver videos en youtube y tuvo que ser algo muy especial. un abrazo tio!

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  2. Enhorabuena por el articulo soy un amante y seguidor de Bruce Springsteen desde que era niño por alli por los 80 y al mismo tiempo soy un fanatico de los niners y de Montana tambien casi desde que era niño asi que has juntado dos de mis grandes pasiones.

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