Esa y no otra es la perfecta imagen para describir a una bestia parda de 6 pies y 2 pulgadas de altura y 382 libras de peso. Pero no eran sus dimensiones lo único inhabitual en William Perry; elegido en primer draft por los Chicago Bears, pronto cautivó a la afición con su potencia descomunal.
Su posición natural era la de tackle defensivo (TD) hasta que a alguien se le ocurrió que no sería mala idea utilizar aquella fuerza bruta de la naturaleza en provecho del ataque como fullback (FB); la idea era tan simple como efectiva: en el momento apropiado abriría brecha en las defensas contrarias la cual utilizaría el RB de turno; o mejor aún!, podríamos pasarle el balón y dejar que asfaltase a cualquier defensor o grupo de ellos que osaran entrometerse en su camino!!!!.
De esta manera esa tremenda masa de músculos en movimiento -y lo que no era músculo-, se ganó las simpatías de la mayoría de seguidores de la NFL. Ni que decir tiene que además de ser una de las figuras más queridas de la competición, registró unos respetables números para un hombre de sus dimensiones. Y así fue como durante algún indeterminado día de 1986 y gracias a la retransmisión de TV3, un servidor alucinó observando como aquella mole anotaba un touchdown de carrera a finales de la Superbowl que los Chicago Bears ganaron -o debería decir "arrasaron"?- a los New England Patriots de Tony Eason y compañía.
Nuestro particular angelito fue elegido en primera ronda (pick 22) del Draft del '85, jugó para los Chicago Bears durante 8 temporadas, otra temporada en las filas de los Philadelphia Eagles y acabó sus días en Europa sembrando el terror en los rivales de los London Monarchs.
No sospecháis la de amigos que se aficionaron a la NFL observando a este individuo!.
Yo también ví a la nevera Perry, qué increíble jugador!!!!!
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